Pain of Salvation

He caminado en este camino desde ya hace muchos años…



…he gastado todas mis lágrimas



…he dejado muchas cruces atrás.



Quizás esta vez es suficiente. Llévame a casa!


viernes, 24 de octubre de 2008

Todo tiempo pasado fue mejor. Parte 1.

“Todo tiempo pasado fue mejor” dicen algunas personas mayores, a lo que algunos refutadotes modernos lo contradicen haciendo creer que la felicidad y el confort se encuentra en un celular super plano digital o en un plasma con home theater….absurdo!!!
“Todo-tiempo-pasado-fue-mejor”.
Antes estaba el revolucionario teléfono que funcionaba muy bien con un grupo de operadoras que conocían tu hogar y hasta casi el nombre de tus mascotas; Si a uno no lo encontraban en la casa, volvían a llamar a la hora, o algún hijo de buen vecino corría en tu búsqueda para dejarte el recado. Y si tenías que contestar al aviso, con solo unas moneditas en el teléfono de la esquina (que funcionaban antes de que algún troglodita inventara la moda punk) conseguías el llamado. Claro que también estaba Don Alfonso, el dueño del bar, que te prestaba el teléfono para “discar” el número deseado.
Y no había nada mejor que ir al teatro para tener un buen “efecto de teatro”. Las cámaras del Colón eran un perfecto Surround 6.1 “análogo”, en donde oír un excelente concierto de cámara, o una cafetería tiene mas realismo sonoro en donde un excelente jazz te pega a la cara. No necesitabas del “snobista” plasma que fue creado para los ambientes reducidos de Tokio. Nada como un buen y gran televisor “Cetron super color” americano de mediado de los 70. En todos los casos, la calle estaba llena de buenos espectáculos para ver.
La modernidad ha acelerado innecesariamente el ritmo de vida y la a bastardeado. El supuesto confort del futuro es solo para unas pocas personas con el poder adquisitivo que conlleva los principales países…el resto estamos añorando las falsas comodidades de una civilización consumista y moderna.
Las promesas y el estrecharse de mano, antes, tenía valor. Ahora hay que leer detenidamente el enroscado lenguaje de las letras chicas para no encontrarse con una ingrata sorpresa. Si sos empleado es mas que seguro que abusen de tu disponibilidad de horarios, todo, por un sueldo que apenas te alcanza para subsistir entre el alquiler y las constantes subas de precios de los comestibles (sin contar lo que cuesta vestirse decentemente o el precio de los medicamentos). Y si sos empleador, hay que andar con cuidado de que algún día no te llegue una demanda por parte de “aquel muchachito humilde que parecía tan trabajador”.
“No hay hombres”, dicen algunas feministas. Y de las nuevas generaciones lo creo. Si no encontras a un adolescente emo o flogger con tendencias a “mariposita” tenés a un veinteañeros (y muchos más mayores) metrosexual que le huye a los compromisos, excepto, el de ir al gimnasio todos los días y mantener su “peinado casual” de coiffiur. Pocos quedan despeinados por el viento o peinados a la gomina (el reo y el urbano) de frondosa barba o bien rasurados. El que le importe vivir como un ser libre y que hace un esfuerzo por un bien comunal (porque hoy todos quieren ser caciques), el que el arte es parte de su vida y que la lleve como un enriquecimiento de la misma (no que quiera enriquecerse con el arte) y que se sienta orgulloso de las obras de sus manos.
Algún desgraciado modernista le metió en la cabeza a las mujeres de que son iguales a los hombres, y ahí están ellas, pobres, tratando de escalar en un mundo de hombres a fuerza de templanza…o de sábanas. Ellas son diferentes. Ni superiores ni inferiores. Son el complemento del hombre (y viceversa). Ellas son las encargadas de guardar nuestra magia, de crearnos un buen lugar cuando la realidad es cruda. Ellas tienen el poder de las emociones capases de enseñarnos a ver la delicada flor del aire que nace de entre los rugosos troncos de un árbol…
Antes las mujeres eran mas bellas, naturales, mas seductoras, insinuantes y elegantes, mas sabias, mas practicas,…mas mujer…Nuestros abuelos la pasaron bien!!!
La niñez era otra!!! Estoy cansado de escuchar a los “nuevos padres” decir: Mi hijo es re-inteligente. Ya prende la computadora y encuentra los jueguitos en el celular…Hay!! La escuela lo aburre, es hiperactivo…Es muy despierto”. Les tengo una noticia: Sus hijos nacieron en esta época!! Sabrán usar una computadora pero no saben leer ni hablar con propiedad (mis hermanos y yo, a los 4 años ya leíamos a Dickens), no se saben expresar sin berrinches ni llamadas de atención. Son maleducados e indisciplinados. Tu hijo no es inteligente super-activo….A tu hijo le falta concentración e inteligencia natural. Tu hijo es un estúpido niño de la era moderna!!!
Todo tiempo pasado fue mejor? Hasta ahora, la actualidad me demuestra que si…aunque yo le ponga muchas esperanzas al futuro.

Don Pancho
(Juiahnn)

PD: Ahora para reírse un poco les dejo el blog de un amigo que sabe de las viejas cosas:


miércoles, 15 de octubre de 2008

A solas, y a veces con alguien.

No tenía más abrigo sobre mis ropas que un rústico chaleco de tela gruesa. Sentía el fresco en mis pies, a través de mis sandalias. El sol asomaba pálido, aun debajo de un cielo vainilla y con las últimas estrellas brillando débilmente. Hacía horas que la luna había desaparecido por el horizonte…
“Solo al fin”, pensé, “la extrañaré, si, pero necesito estar un tiempo a solas con los pensamientos”.
Siempre bromeaba con mi amigo Darduin sobre las esposas de los sabios: El “istari” intentando develar en viejos escritos los mensajes que se dibujan en las nubes de los cielos, y un piso más abajo, su compañera, hablándole y diciéndole que debería sacar a los “trolls” de piedra que quedaron en el jardín. Con amor, pero también con un dejo de fastidio, el sabio vocifera, -“Calla mujer!! Dejadme solo en lo alto de esta torre, pues no ves que debo profetizar?”-
Esa historia siempre nos causó gracia, y añorábamos la época dorada de Isengard, antes que “El Blanco” se hiciera multicolor.
La casa estaba en silencio, mas solo se oían las agujas del reloj y el canto de las aves. Mi alto smial estaba en orden. Me sentía un montaraz (o el menor de los magos) con costumbres hobbits que descansa en Rivendel…o mejor aun, en Rhosgobel, los aposentos de Radagast el Pardo, que apenas figuran en los mapas de hoy día de la Tierra Media.
Me dediqué a la literatura por la mañana, y por la tarde a preparar el ágape que celebraría por la noche para dos amigos.
Al caer el sol, bajo mi techo, corrió la cerveza como en “El Dragón Verde” de Hobbiton. Pasada media noche, me acosté y dormí con el corazón regocijado.
Los siguientes días fueron similares en rutina, pero diferentes en intención. Silencio, literatura, comida y bebida bajo el cielo, y alguna visita esperada…(digo esto, pues me ponen de muy mal humor las visitas inesperadas. De esto hablaré otro día). Una noche con amigos; otra, “grooveando” con mi hermano; otra, disfrutando profundamente de un buen libro; otra, una larga charla con mi compañero de aventuras: El Enano. La última noche me la reserve nuevamente para estar solo.
Sentí que mi espíritu creció un poco más, que hable aun menos, y pensé sobre todo asunto. Dormía apaciblemente, y me despertaba renovado Me sentí mejor persona para esperar la vuelta de mi mujer. Hubieron muchos pensamientos hacia ella…
Hoy, nuevamente salió el sol por sobre los nublados días que habían hecho. Su reflejo entibiaba mi rostro mientras que mi cuerpo se calentaba con yerba cebada. La tranquilidad de una mañana de primavera era quebrada solo por el murmullo del viento entre las ramas de los árboles, y solo algunos pájaros cantaban en lo alto de los cielos… Ella, aun dormía dentro de mi hogar.

Juiahnn


domingo, 5 de octubre de 2008

Muy lejos de mi hogar.Otra vida.

Muy lejos de mi hogar. Lo había dejado para recomenzar una vida que maté: La mía. No se por qué me encontraba en esa situación. Una futurista estación de viaje, lúgubre y sucia. Estaba perdido. En mi bolsillo solo llevaba el 160 Quelios, el equivalente a casi 19 centavos. No era suficiente para una llamada. Una llamada que podía hacerme volver a casa….vencido, si, pero no perdido. Le supliqué en la puerta de un local de comunicación a un joven oriental de ropas elegantes. Me dio mas de lo que necesitaba…quizás mi aspecto enajenado lo conmovió, o fue la insistencia de mi lastimosa petición. Frente al teléfono dude a quien llamar, pues mis recuerdos eran borrosos y confusos. El primer número al que marqué fue el de mi amada abuela. El tono llamó por unos largos segundos mientras mi razón se negaba a recordar que ella hacía tiempo que había abandonado este mundo. Mi padre fue la segunda opción. En verdad no quería escuchar la voz de ninguno de mis padres…pero era la única manera de que me ayudaran a volver a mis tierras…
Ya era de noche, y con esfuerzo miraba los carteles de los buses que indicaban su destino, y que ninguno marcaba mi hogar. El llamado fue inútil…Nada podía hacer mas que intentar sobrevivir en aquella ciudad.
Camine un largo rato entre sus anchas e iluminadas calles, de centros comerciales y galerías de feria, que aunque de una arquitectura avanzada a nuestros tiempos, un aire ominoso cubría la ciudad. No podía pasarme la noche caminando, y con las pocas monedas mendigadas podía pagarme un cuarto en alguna posada; solo tenía que averiguar a donde ir. Entré a un extraño local en la que comerciaban artículos para adolescentes. Una joven de aspecto huraño (aunque bella en si) me dijo de mala manera que estaba por cerrar la tienda. Algo familiar vi en ella, y más aun, cuando su madre y su hermana se presentaron ante el umbral para ir a su casa. Yo las conocía de otra época, de otro tiempo…de otra vida…no se. La señora era una mujer corpulenta pero delicada, y las jóvenes eran muy similares en aspecto, solo que una era más menuda y con los cabellos teñidos de un apagado amarillo dorado…
-No se de donde, pero yo las conozco- les dije –Mi nombre es Juiahnn, soy…un buscador.-
-No lo creo. No te recuerdo.- me contesto la que atendía el negocio.
-Tu no eres de por acá, verdad? – exclamo la madre de las chicas.
-No señora. Yo vivo al otro lado del mar. En la ciudad costera del bosque sur.- le contesté.
-Juiahnn…Juiahnn…- musitaba la otra joven – Juiahnn! Tu no estabas en el campamento de Terion cuando eras chico?-
-Si!...fuí durante toda mi niñez a esa maldita roca!!- he hice un esfuerzo por recordarla…solo tenia que imaginármela de niña, y sin ese color en los cabellos…
-Violeta?! Sos vos?- dije al fin.
La suerte cambió para mi en ese momento…no tenía que preocuparme por un techo, ni por comida. Ya no era un desconocido…

Vivimos en uno de los edificios del centro de la ciudad. Carmina, la madre de Violeta y Sarem, era la dueña de casi todo el complejo.
Violeta y yo nos habíamos comprometido, pero pese a haber una tierna relación de amor entre nosotros que trascendía lo sexual, hasta ese entonces no habíamos podido demostrarlo físicamente. Durante la adolescencia, Violeta fue maltratada por su padre, hasta el punto de haber intentado abusar de ella. Eso la llevo, no solo a tener problemas en su menudo cuerpo (lo que conllevó a varias operaciones), sino que a su mente. Rara vez tenía contacto con una persona. Su cuerpo era frágil y su mente temerosa. Carmina la sobreprotegía, y hasta interfería en nuestras vidas. En verdad, Carmina era una mujer posesiva y celosa al punto de enfrentarnos con fiereza.
Comencé a sentirme desdichado y triste… Violeta y yo nos amábamos, pero entre su madre y sus temores la relación se iba enfriando.
-Tengo que partir- le dije un día –Pasará un tren por la ciudad que va al valle, del otro lado de las montañas, a la ciudad jardín…-
Hubo silencio…
-A veces el amor no es suficiente, y parece que no nos hacemos felices…- intenté explicarle – Tu le temes a todo…y estas…-
Llorando, se me abalanzó al cuerpo, y me rodeó con sus brazos. Su cuerpo era pequeño, y si…frágil, frágil, frágil…
Nuestros labios, resecos por el tiempo sin un amor expresado, se fueron humedeciendo, y en el silencio de esa noche, agradecí a los dioses estrecharla contra mi.

Bajo esas mismas estrellas huimos de las sospechas de su madre. Corrimos, esperanzados por una nueva vida, hacia la estación. Ella reía de felicidad. Su rostro brillaba. Quería esa expresión por siempre y la inmortalice en una fotografía.
El tren anunciaba su paso, nunca paraba con excepción a su destino. Corrimos por las vías para saltar al vagón. Ella estaba agitada y excitada como cuando era niña y jugábamos en las llanuras del asteroide.
-Sabes, Juiahnn?- me dijo sonriendo –No quería hacerte esto…no te lo mereces-
-Qué?-
-Que te enamoraras de mi…Vos lo supiste, por eso querías irte. Sabias que yo era frágil en todo sentido, pero me diste fuerza para convertirme en mariposa…-
Y el viaje transcurrió por tierras remotas, bellas y exóticas. Y reímos, lloramos, y nos amamos, hasta que sus “alas” se marchitaron. Ella era frágil…

El tren llego a la ciudadela al atardecer del cuarto día. Y en ese hermoso paraje dejé su bello cuerpo a los pies de las montañas.

Juiahnn