Pain of Salvation

He caminado en este camino desde ya hace muchos años…



…he gastado todas mis lágrimas



…he dejado muchas cruces atrás.



Quizás esta vez es suficiente. Llévame a casa!


martes, 11 de agosto de 2009

Cielos de unos minutos de Eternidad.


No habíamos preparados los bolsos… pero estábamos decididos a partir hacia ese atardecer que se ocultaba frente a nuestros ojos. La bóveda celestial se adornaba de índigo y carmesí. Nuestros cabellos se tornaban cobrizos y su rostro, embellecido por el reflejo crepuscular, se mostraba tímido. Sus ojos jugaban entre mi mirada y un sol que corría al otro lado del mundo…
Deslumbre lo eterno en esos minutos, en una luz que se extinguía, y en el brillo de su hermosa alma…
Como en todos aquellos atardeceres que compartimos cuando somos “nosotros”…

Entrada la noche entregué mi alma al sonido, ya maduro, de vidas transcurridas.
Almas perdidas que destellaron música, llenando de sentimientos los rincones del bar de Jack. Orgulloso de los que allí fueron y desnudaron su espíritu para estar a mi lado en 77 canciones de alegre dolor y un odiado amor.
Ya sin vodka ni wisky, cada uno regresó a su puerto…

No hubo principio ni fin en esos días, y tres fueron dos y dos fueron uno; y tres fueron uno; y el cuarto (desesperado por ser parte de uno de sus minutos) fue uno…

Y el descanso dominical se transformó en un verano escandinavo, de un fresco día soleado, en el que el soul pintó el ocaso, y un blues se armó con nocturnas estrellas.
Y aun sin mi mano derecha, el tranquilo y el maduro me siguieron, y fuimos cautivados por la voz del Ángel de mi Sonido.
Bendita eres porque cantas mis penas, mis deseos, mis añoranzas y mis tristezas, y en tu fuerza y pasión, dejo yo mismo mis fuerzas y mi dolor… hasta dejar la guitarra y apagar el amplificador…

…y entonces vuelvo a pensar en ella.

Juiahnn