Pain of Salvation

He caminado en este camino desde ya hace muchos años…



…he gastado todas mis lágrimas



…he dejado muchas cruces atrás.



Quizás esta vez es suficiente. Llévame a casa!


martes, 22 de abril de 2008

Un retiro espiritual.


Hace unas semanas atrás pasé unos días en la abadía del Mar del Sur, mas allá de hacerme reflexionar sobre temas trascendentes, me hizo recordar a mi experiencia en el seminario del guitar craft por lo inspirador y apacible…claro que faltaba la mirada cómplice y fraternal de Robert Fripp…aunque el vicario cumplió un rol similar.
Me alojé en una habitación de huésped (creada para alguna eminencia religiosa) con mas comodidades de lo que podía esperar…Hasta acceso a Internet!!! Allí puse en un mueble las guitarras y puse la notebook sobre el escritorio junto a la ventana que daba al jardín. Una vez instalado, y habiendo hecho los preparativos para dos amigos que me visitarían, el vicario me llevo a recorrer la estancia y sus capillas. En el camino conocí a varios monjes que me trataban con un respeto casi eclesiástico…yo no soy mas que un músico quien fue un teólogo religioso, quizás era la combinación lo que me hacia interesante a sus ojos…
El resto del día fue tranquilo y meditativo. Había ido en busca de inspiración, pero teniendo en cuenta una máxima “crafty”: “Trate el proceso mas bien que el resultado; entonces el resultado llegará a ser más probable”. Tenía en mente el desarrollo de mi próximo disco, pero lo que mas me preocupaba era la dirección que iba a tomar la banda…Qué era lo que quería para ella? Qué queríamos todos?..A mediados del año pasado, reuní a un puñado de músicos, para rearmar junto a Richie Ryan, mi vieja banda de rock sureño, “BLUSH”…que aunque sabía que habían grandes canciones para dar a conocer a una nueva generación, en el fondo intuía que el tiempo había pasado, y que no podía exigirles a estos nuevos músicos ser mis antiguos compañeros. Por otro lado, en los últimos años me he dedicado de lleno a la música sinfónica, progresiva y experimental, y aunque la pase bien tocando de vez en cuando algún blues rock, no era lo que, personalmente, quería llevar al en vivo de una banda…MOTHERLAND me marcó más de lo que creía…
Con esta banda tenía que hacer lo que Fripp nos dijo: “Tratar el proceso mas bien que el resultado…”, teníamos que explorarnos como cuando hacíamos esas jams que salían muy psicodélicas y progres…aunque ensayábamos como banda de country: BLUSH no era BLUSH. Hace unos días, después de mi estancia en la abadía, lo reafirmamos cuando nos juntamos nuevamente y decidimos que fuera la música la que decidiera nuestra dirección. El resultado fue un viaje musical por sonidos oníricos e historias fantásticas!!! Ni planeando una revirada canción llena de emociones hubiese salido igual: “Nuestra vida es tan rica como nuestra atención es disponible”.
Jamás hubiera imaginado aquella primera noche en la abadía lo que me aguardaría en ese ensayo futuro, fruto de una tarde de pensamientos. Esa noche, tras una oída al disco “A Blessing of Tears” del maestro, dormí, casi, en el cielo.
A la mañana siguiente desperté con las campanas matutinas y me prepare como cualquier monje de allí. Arreglé el cuarto y me presenté en la cocina para “estar dispuesto” con el desayuno…Esa, aunque no era la circunstancia, era una lección musical:




Era otoño del 2000 y un selecto grupo (y pintoresco) estábamos rodeando una fogata, detrás del seminario de Gandara. Algunos decidieron acompañar la velada con sus guitarras, otros con sus charlas y unos pocos con su silencio. Estábamos en un curso del Guitar Craft dispuesto a aprender de cualquier experiencia…Desde la oscuridad del convento aparece el Maestro Fripp y se sienta a escuchar lo que hablábamos, que por cortesía cambiamos nuestra habla española a un ingles “tarzanizado”. En el grupo había un chico (el cual no recuerdo su nombre) con todo el ego del Guitar Hero, y que se hacia notar todo el tiempo. Con total liviandad se dirige a Fripp y le dijo: “-Maestro, que me falta para ser tan bueno como usted?”-. Todos nos quedamos congelados y expectantes. Robert lo miro con ternura y compasión, como cuando se mira a un objeto querido y roto, luego me miró,( pues yo estaba allí con una libreta, dibujando y tomando nota de todo lo que se hablaba,) y dijo: -“Todos los días cuando me levanto de la cama, la extiendo y arreglo el cuarto. Luego le doy las gracias al ama de llaves por estar dispuesta”- luego lo miró al desubicado guitarrista y respondió:-“Humildad y disciplina”-

Despues de desayunar con los religiosos y oír respetuosamente sus oraciones, barrí parte de las galerías, y a media mañana me fui hacia la entrada a esperar a Martín y a Santiago, dos amigos músicos, también de la escuela “crimsoniana”. Llegaron cerca del mediodía y fueron invitados a almorzar. Luego pasamos la tarde improvisando en el jardín interior (Santiago había llevado su contrabajo eléctrico). Fue tan inspirador que nos encerramos en la habitación y estuvimos hasta media noche grabando ideas sonoras en la pc portátil.



Al día siguiente me acompañaron en los quehaceres y hasta tuvimos nuestro momento de meditación. Luego como buenos “religiosos musicales” rezamos en nuestros instrumentos (practicamos). A media tarde dimos un pequeño recital para los allí presentes. Como despedida e invitándonos nuevamente a pasar un tiempo con ellos, el vicario dirigió una canción que los monjes entonaron.
Luego de cargar todo en el auto, nos despedimos con un poco de nostalgia y respeto…debíamos volver a la civilización, pero nuevamente con una reafirmación:
“El músico tiene tres disciplinas; las disciplinas de las manos, la disciplina de la mente, y la disciplina del corazón”.

Juiahnn