Pain of Salvation

He caminado en este camino desde ya hace muchos años…



…he gastado todas mis lágrimas



…he dejado muchas cruces atrás.



Quizás esta vez es suficiente. Llévame a casa!


sábado, 13 de junio de 2009

Por la A1 de Londres a la ciudad del Sonido de Canterbury.

Hace 10 años no muchos tenían cámaras fotográficas digitales, y los celulares eran teléfonos de verdad. El único registro de una aventura era poder revelar las fotos de nuestras cámaras análogas, o la Polaroid instantánea, o comprar las postales del lugar y algún recuerdo. Todo se vuelve un souvenir: El billete de avión, el ticket del tren, la factura de la posada…

Éramos cinco: Pablo, Santi, Brenda, Andrés y Pía. Llevábamos una mochila de camping cada uno y nuestras castigadas guitarras acústicas crafties. Habíamos elegido como destino UK, Londres y luego ir de mochileros por la carretera A1 (Gran Carretera del Norte) con dirección a Edimburgo para llegar a Hertfordshire, más conocido como la ciudad de Hatfield. En esa época nos podíamos dar el lujo de viajar solo a un lugar y repetir los viajes cuantas veces se podía en el año. Era el famoso 1 a 1. El peso Argentino era equivalente a un dólar, y las monedas Europeas (aun no existía el Euro) no nos eran caras (de hecho viajar a España era una ganga!! Todo era baratísimo: 128 pesetas era 1 peso argentino!!).


Por qué decidimos ese lugar?
Por una preferencia netamente musical. Queríamos conocer de cerca donde nació el Sonido de Canterbury.


Este movimiento que nació a finales de los 60 y principios de los 70, tenía las características de mezclar la poesía con el rock, el jazz y la psicodélia. Bandas como Soft Machine, Caravan, National Health, Gong, y Hatfield and the North, son el sello del lugar, sobre todo esta ultima (que nos la pasamos escuchando durante la estadía) ya que sacaron el nombre de la ciudad y la connotación sobre la ruta.

Tengo un cuaderno lleno de notas sobre ese viaje, con recortes de diarios, fotos, y anotaciones con direcciones de los amigos que hicimos. Hay mucha aventura allí, y eso que solo visitamos los lugares emblemáticos como la escuela, los bares, viejas posadas, las casas de algunos músicos, y el campo de las afueras. Pero en cada una de esas salidas conocíamos a algún personaje especial, vimos bandas estupendas, tomamos buena cerveza y licores, dormimos desde un hotel cinco estrellas hasta al aire libre en el campo bajo el cielo de una noche otoñal. Tocamos nuestras guitarras en las plazas, nos conocimos más íntimamente entre nosotros y nuestra amistad se fortaleció para toda la vida. Nos peleamos entre todos, nos arreglamos, nos quisimos, nos odiamos, dormimos en habitaciones diferentes y en otra ocasión dormimos todos en una misma cama o en el suelo de la estación.

Pablo era el mas serio del grupo y era el mas experimentado en viajar. El sabía como tratar a la gente y sacar lo mejor, pero en ese viaje hicimos que se descontrole y se desacartone…al regresar era otro.

Santi era el bromista. Todo tenia un sentido humorístico (y sarcástico) aun en los peores momentos como cuando habían dejado de funcionar los transportes a media noche y nosotros estábamos en medio de dos ciudades bajo una intensa lluvia, y él, con total liviandad decía que eso era “típico de Inglaterra”.
Brenda, dulce y optimista. Gracias a su cara angelical, su buena educación y su acento para hablar el ingles nos abrió muchas puertas. En 10 días la conocí más que en los cuatro años que la llevaba conociendo. La amé como a mi mismo…


Andrés (Novesky, el polaco, mi discípulo) es mi hermano del alma de por vida y compañero de muchas empresas. El y yo somos una sola mente que se potencia tanto en dadivas bondadosas como en las mas temibles maldades humorísticas. Podíamos ser santos o demonios, y con nuestra autoridad casi eclesiástica éramos tratados con respeto y amabilidad. Andrés si bien era el más practico de todos nosotros, en ese viaje optaba por la bohemia; es decir, si nos regalaban una noche en una suite o nos prestaban un altillo piojoso para dormir, la segunda opción era la elegida!!
Pía era la bebé del grupo (aunque solo era un año más chica que nosotros). La cuidábamos como objeto de arte, y hasta la malcriábamos. Hermosa y pizpireta (aunque caprichosa) que a causa de su encanto nos hemos visto en situaciones que se iban a las manos para sacarnos de encima a los “inglecitos” que la acosaban…y eso, a ella le encantaba.



Hatfield es un lugar bohemio, lleno de historia y música en el aire. Todo estaba ahí como en aquel entonces cuando un australiano llamado Daevid Allen, con varios discos de jazz bajo el brazo, se hospedo en la casa de los padres de Robert Wyatt en Lydden, a 16 km al sur de Canterbury en la década de los 60….Y ahí comenzó la historia del Sonido de Canterbury.

En otra ocasión les contaré algunas anécdotas especificas de aquel viaje, pero hoy utilicé como excusa esa escapada de hace 10 años atrás para inculcarles curiosidad sobre la excelente música que se hizo en aquel lugar.
Háganse un favor y busquen música de “Hatfield and the North”, “Gong”, “Caravan” y “Soft Machina” (entre otros).



Juiahnn

NOTA: Tengo muchas fotos sobre el viaje y recortes y boletos y postales, pero como dije, en ese entonces no había cámaras digitales, y hoy no tengo un scanner a mano. Así que me tendrán que disculpar por poner estas fotos de la web, aunque, al menos, me tomé el trabajo de buscar por donde estuvimos. Lo otro se los debo para otro relato