
Lo que las personas no se habían percataron era que ese joven era nada menos que Joshua Bell, uno de los mejores violinistas clásicos, interpretando bellas y complejas obras en su violín tazado en 3,5 millones de dólares, y que sus conciertos no son nada baratos… Y él estaba allí, gratis, entregando su alma a un público que, tomándolo por un músico callejero, apenas notaban su existencia, pero que de seguro dos días después pagarían la localidad que algunas llegarian a sifras superiores a los 1000 dólares para ver a Joshua Bell en el teatro…

De esto puede salir muchas conjeturas, y casi todas ciertas: Que las personas están tan ensimismadas en este mundo moderno que no se regalan tiempo para ver algo bello como el cielo de la tarde, las nubes de la mañana, un árbol, una flor, un perro, o un artista callejero… Que las personas perdieron el gusto por el arte y solo ven, en este caso la música, su utilización como un adorno de la vida y no como una fuente de vida… o, que las personas son tan esnobistas que solo hubiesen aparentado disfrutar si sabían que el músico callejero era Joshua Bell… Cualquiera de estas conjeturas muestran la carencia espiritual de las personas de hoy.
Esto me recordó a una leyenda urbana que escuché en los estudios de grabación en Los Ángeles a principios del nuevo milenio. Allí, en pleno centro de la ciudad hay un negocio de instrumentos musicales, uno de los más grandes y concurridos, y que de vez en cuando se ve a algunos músicos conocidos dando clínicas y tocando jams. No recuerdo bien el año… creo que era en la primavera Americana del 2001, un sábado por la tarde en donde el local se llena de aficionados que van a probar instrumentos o a hacerse ver “que tan buenos son”. (Confieso haberlo hecho de adolescente, hasta que un hombre mayor me dio una lección de maestría guitarristica que destruyó mi ego, ja ja ja). En algún momento, un joven que rondaba los 30 se

El joven se batió aun mas su cabello y levantando los hombros como diciendo “que hago?” se puso a tocar un tema de The Beattles seguido de un solo infernalmente veloz. Al concluir, el dueño del negocio se acerco aplaudiendo y diciendo: “Un fuerte aplauso para nuestro invitado que dará una clínica esta noche: el señor Paul Gilbert”. Los que estaban allí, a su lado, compitiendo por ver quien era el mejor guitarrista, se quedaron mudos. Algunos huyeron, otros se acercaron humillados, y otros curiosos por el simple hecho de que sabían que un tal Paul Gilbert era famoso.

Alguien le preguntó a Paul que opinaba de “esa actitud egocéntrica que tienen la mayoría de los guitarristas”, a lo que contestó con su afable sentido del humor: “Los guitarristas tenemos que ser nuestro propio publico…habemos tantos!!”

Acá no comentaré sobre las personas comunes, sino sobre el propio músico o aspirante a músico. Es verdad que hoy muchos pueden emular a otros guitarristas y hasta tocar una pieza mejor que la versión original, pero, donde quedo la humildad y la admiración a lo bueno? Esto lo veo mucho en el ambiente guitarristico: Se critican unos a otros y a la vez piden admiración. Siguen a un guitarrista en particular porque tienen un nombre, pero critican a “su vecino porque intenta imitar a Jeff Beck”!! Seguramente, esos violeros del local de música, si se hubiesen dado cuenta que el “desconocido” era Paul Gilbert hubiesen vitoreado el mas mínimo movimiento de dedos en lugar de intentar competir y mostrar su maestría… Muchachos, no es hora de que toquen con el corazón y dejen de hacer gimnasia de dedos? No es momento de darle crédito “al vecino por tocar las canciones de Jeff Beck”? A quien quieren impresionar tocando rápido y haciéndose los difíciles? A los músiquitos aspirantes de “guitar hero” no les importa porque “siempre ellos son mejores”; a la gente común no le impresiona los malabares, puedes sorprender con 10 segundos de velocidad pero luego los aburriste; y por último, el guitarrista experimentado sabe si realmente tocan con solo escuchar tu feeling… Se entiende?
Contrariamente a la veracidad del dicho, en este mundo actual “el hábito SI hace al monje”…. que lamentable!!
Como sea, Paul aun se ríe de aquello…

Juiahnn