Pain of Salvation

He caminado en este camino desde ya hace muchos años…



…he gastado todas mis lágrimas



…he dejado muchas cruces atrás.



Quizás esta vez es suficiente. Llévame a casa!


sábado, 2 de mayo de 2009

Un día en mi vida (de Sensei).


7:15 am



El sol apenas asoma por sobre el bosquecillo que da al patio de mi casa, y los cálidos rayos se filtran tímidos por la ventana de la cocina, que se llena de un delicioso aroma a café (Illy…los italianos saben de lo que hablo) y tostadas de pan casero. Hay una brisa que viene desde el mar prometiendo hacer fresca la jornada. Los gatos maúllan por su desayuno. Allí está Kiwi, Piló, Belinna, Bunny y Ona. Es hora de la primer comida del día…

3:20 pm

Reviso las anotaciones de las actividades de mis discípulos, y me alegro por su desarrollo. Me siento orgulloso…y noto algo de amor paternal allí…
Recuerdo con mucho cariño a los que están haciendo su vida lejos del dojo, pero que siguen esta enseñanza en su disciplina personal; por ejemplo:

Jay, el joven samurai de la guitarra eléctrica, con un fuerte aura espiritual y atractivo místico.Su orientación rítmica y melódica hacía hilar con “calidad de oficio” cada pasaje sonoro. Si bien estamos en contacto vía mail, extraño las charlas filosóficas y los silencios zen que compartíamos aquellas tardes de invierno junto a “litros” de malta, cerveza de manteca y té verde…

Nakus, el precipitado aprendiz del oído absoluto. A él solo le puede
llevar días lo que otros aprenden en años, aunque le falte madurar el espíritu, y en ocasiones, su “empuje” hace que no escuche a su entorno. Pero trabaja con disciplina personal y logra lo que se propone, aun con cosas que parecieran estar fuera de su nivel…en tan solo horas, lo logra. Él es, nada menos que, el guitarrista de Temple of Infinity, banda en la que toca su hermano y discípulo del “no presente en este plano” Mike Crudo (todos conocen la historia…) Patz, y mi hermano, el bajista Doogie Roubiczel Sylva. Si, extraño la “absorción” y el atolondramiento (porque es gigante) de mi querido Nakus…


Maia fue y es mi protegida, mi discípula, mi ángel… Una niña que tocaba el violín por diversión y
que me entregó su alma para conocer el “cielo sonoro” en la guitarra zen, y logro combinar ambos instrumentos en un solo espíritu. Devota, bella, disciplinada y sumisa, terca y alocada, todo por igual. Horas de práctica con ella en la calidez de una cabaña, horas de zazen debajo de su árbol preferido, horas de conocernos. Hoy es una mujer de casi 18 años, con una carrera musical en Viena, para en un futuro, estar a mi lado trabajando con el resto en “la colonia de arte”…
Me hizo pasar momentos muy gratos, y creo que es la única que puede alterarme un poco, ja ja ja. Ella llevaba un blog “No Autorizado” sobre mi. Les recomiendo leer un reportaje que me hizo, y quizás entiendan un poco a que me refiero cuando hablo de ella:
http://maiafromgaia.blogspot.com/2008/01/un-reportaje-espontneo-2008.html

4:45 pm

Cada uno de los discípulos llegan a comprender “en el acto personal de darse cuenta”…
El silencio y la expresión es mejor maestro que las palabras sobrevaloradas y llenas de teorías al aire.
En verdad, debo confesar que me es muy difícil explicar en un blog de que se trata la enseñanza musical Zen, porque esto debe experimentarse. Podría escribir por horas y jamás captarían “la esencia” de lo que explico si no hay una “vivencia”…
Es verdad que cuando tengo un nuevo “alumno” (no discípulo) necesita primero de “palabras” para entender, porque durante toda su vida (tanto si es joven como mayor) aprendió mediante “palabras”. Tiene que entrar en “una mente zen” para ver las enseñanzas en “las sutilezas y los actos”. Allí es cuando pasa a ser discípulo y la disciplina musical no pasa solo por el instrumento, sino que por la contemplación, la expresión corporal, la pintura y la caligrafía, la lectura, el arte de la espada, la arquería y otras armas blancas…




A esto me estaba refiriendo en la anterior entrada del blog (sábado 25 de Abril de 2009) cuando hablaba sobre el Zen y la relación Maestro y Discípulo:

Un monje, pidiendo instrucción, le dijo a Bodhidharma:
"No tengo nada de paz mental. Por favor, apacigüe mi mente.""Trae tu mente aquí al frente mío", replicó Bodhidharma, "y yo te lo apaciguaré!""Pero cuando busco mi propia mente," dijo el monje, "no la puedo encontrar.""Eso!", replicó energéticamente Bodhidharma, "he apaciguado tu mente!"

Otra historia cuenta:
Un monje le dijo a Joshu: "Acabo de entrar a este monasterio. Por favor enséñame."Joshu preguntó: "Has comido tu potaje de arroz?"El monje responde: "Ya he comido."Joshu dice: "Entonces será mejor que laves tu plato."
Estos diálogos hacen notar otro aspecto del Zen que es característico. La iluminación en Zen no significa retirarse del mundo, sino al contrario, una activa participación en la vida cotidiana. Este punto de vista atrajo mucho a la mentalidad china que le colocaba mucha importancia a una vida práctica y productiva y a la idea de la perpetuación de la familia, por lo que no podía aceptar el carácter monástico del Budismo hindú. Los maestros siempre hacían hincapié que Ch'an, o Zen, estaba en nuestras experiencias diarias, la "mente de todos los días", como proclamaba Ma-tsu. Se enfatizaba el despertar en el medio de las actividades diarias y dejaban muy en claro que veían a la vida diaria, no sólo como la forma de lograr la iluminación, sino como la iluminación misma.
En Zen, satori significa la inmediata experiencia de la naturaleza Buddha de todas las cosas। Primero y más importante entre éstas, están los objetos, hechos y personas involucradas en la vida diaria, de tal manera de que aunque enfatiza las cosas prácticas de la vida, Zen aun así es profundamente mística. Al vivir enteramente en el presente, dándole atención completa a los asuntos diarios, alguien que ha logrado satori experimenta la admiración y misterio de la vida en cada situación:

Qué maravilloso ésto, cuan misterioso!Cargo la leña, saco agua del pozo.


Cada hecho se convierte en algo significativo, porque se llega a comprender la vida en cada respirar. Cuando alguien me pregunta (esto puede ser por curiosidad, por una inclinación espiritual, por escepticismos, o por una ignorancia deliberada) Que es la Guitarra Zen?, yo solo abro mis brazos y respiro profundamente. Esto me recuerda a un koan chino de “El Pulgar del Maestro”. Se trata del Maestro Gutei y de su discípulo Tenryu (Dragón del Cielo) quien igualmente se convirtió en un gran maestro.
Una cierta monja había ido a visitar a Gutei que vivía en un ermita en la montaña. Le solicitó un “mondo” y le planteó una pregunta a la que Gutei no supo responder. Entonces la monja decidió volver a su ciudad. Pero Gutei le insistió para que se quedara, ya que la noche estaba avanzada. “No quiero”, dijo la monja; “Además, usted es un imbécil y no tiene nada de gran maestro”. Gutei no quedó muy contento con esta respuesta y no durmió en toda la noche. Al alba, Gutei se puso en “zazen” y en ese momento llegó su discípulo, Tenryu. Gutei le preguntó enseguida: -“Dime, Cual es la esencia del budismo?”-…Tenryu, sin palabra alguna, enderezó su pulgar frente a la nariz de Gutei… Gutei, completamente sorprendido, se da cuenta. Desde entonces, cuando una persona quería un “mondo”, Gutei no respondía nunca sino que mostraba su pulgar estirado. De esta manera, el pulgar del Maestro Gutei se hizo célebre en la historia del Zen.


6:30 pm.

La tarde cae sobre el pueblo. En la calle, la gente regresa a su hogar luego de una jornada de trabajo. El cielo es maravilloso, como en todos los ocasos, enseñándonos coloridas lecciones de la “existencia”… En mis tierras, los sabios dicen: “Llegarás a comprenderlo todo cuando logres ver los setenta y siete colores del cielo”. Ésta es una máxima que siempre tengo en cuenta, y que la repetiré (y explicaré) en varias ocasiones…



En el aire se siente el aroma de los leños quemándose en las chimeneas. Las luces se encienden. En mi cabaña se respira una mezcla de sándalo y pastel. Prendo el velador de la biblioteca haciendo intimista el lugar. Suena la nostálgica “In the Court of the Crimson King” de King Crimson y es inevitable recordar algunas palabras del Maestro:
“Si deseamos saber, respiremos el aire alrededor de alguien que sabe…”
La noche está llegando, y opto por “Yukiguni” de Yasunari Kawabata, para leer en la cama, después de cenar. Dejo pensamientos sobre un papel, planeo algunas melodías para el domingo por la tarde tocarlas junto a Joseph, Ova, y mi discípulo Marian. Escribo estas líneas antes de apagar el ordenador y salir a caminar unos minutos en la noche… Todo está apacible en mi mente…Como un estanque en la que reposa una flor…
Music bless you!!!

Juiahnn
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