Pain of Salvation

He caminado en este camino desde ya hace muchos años…



…he gastado todas mis lágrimas



…he dejado muchas cruces atrás.



Quizás esta vez es suficiente. Llévame a casa!


miércoles, 7 de marzo de 2007

La música espiritual.


El tocar un instrumento es un arte espiritual, pues es una forma milagrosa (y algo alquímica) de combinar las emociones, las sensaciones, los sonidos y la recepción de la fuerza universal sonora que vibra en toda creación. La verdad de ésta es para llegar a la elevación del alma…aunque hoy día difiere mucho de este concepto, ya que hoy día la música es tomada por los resultado de personas que conjugan sonidos para un fin, sea comercial, de entretenimiento, o como expresión de arte. Pero la música es mucho más que esto…
J.S.Bach dijo que la música solo debería ser utilizada para “la adoración a Dios”, y si bien estaba en lo cierto, tampoco es algo estricto, ya que en épocas arcaicas el mismo Dios del que Bach hablaba, permitía que su pueblo (en ese entonces los primeros israelitas) utilizaran este poder para expresar “profundas emociones del alma”, como en el caso de los Salmos del rey David.
En la cultura oriental y asiática la música constituía ( y constituye ) un acercamiento a la divinidad por medio de cánticos y mantras. Utilizaban la música como medio curativo de profundas emociones, y, al igual que las culturas celtas y nórdicas, para reafirmar una simpatía sonora con los sonidos de la tierra: “Gaia (nombre que luego se le dio a la Madre Tierra) canta a través de toda criatura y creación que se encuentra sobre ella. Desde el murmullo de las aguas y los vientos, del piar de las aves al gruñido de las fieras, hasta la suave entonación de las plantas”.
La música y el espíritu de los seres van de la mano. La música alimenta el cálido fuego de nuestra alma dándonos luz de entendimiento, hasta el poder de una gran hoguera.
La música ejerce poder. La música es espiritualmente poderosa.
En muchas culturas se habla del inicio del universo con la sagrada entonación de Dios y sus vasallos, y de la Luz sonora, energía migratoria que construyo los infinitos. El espacio da señales de esto, desde el crujir de los soles a las explosiones de las mevas, pasando por las melodías que producen las descargas de los cuerpos celestes.
La tierra (al igual que nuestros cuerpos) es un mundo de sonidos.
Los sabios de la India y del Tibet, dicen de esto:

La esencia de todo ente es la Tierra…
La esencia de la Tierra es el agua…
La esencia del agua son las plantas…
La esencia de las plantas es el hombre…
La esencia del hombre es la palabra…
La esencia de la palabra es el Saber sagrado…
La esencia del Saber sagrado es la voz y el sonido…
La esencia de la voz y el sonido es el OM…

¿Pero que significa en pocas palabras, y de forma entendible para los occidentales la palabra (o la fuerza) del OM?
Si bien los brahmanes (tribu sacerdotal de la India) dicen que “OM es el arco, el espíritu es la flecha y Dios es el blanco”, da a entender el poder de creer en el sonido para llegar a la elevación. Se explica así:

OM es la música interior del alma…
Y aconsejan para llegar a la comprensión de esta:

Realízate por medio de OM (la música interior del alma).
Piensa siempre en OM (la música interior del alma).
Canta OM (la música interior del alma).
Recita OM (la música interior del alma).
Ejercita OM (la música interior del alma).
Medita OM (la música interior del alma).
Sube a la nave OM (la música interior del alma).
Boga seguro en ella…
Y toma puerto sano y salvo en la ciudad de OM (la música interior del alma).

El comprender que crear música (con lo que esta nos dé) es un labor y un privilegio que no se debe tomar a la ligera. La música es como una especie de ente, esencia o deidad que está siempre latente y disponible para toda alma abierta. No deberíamos utilizar este poder para un propio ensalzamiento. Muchos músicos fueron inspirados por la música pero luego olvidaron la verdadera misión y la utilizaron para su vanagloria. Esto no quita de que no sean excelentes interpretes, pero si de que carecen de un espíritu verdadero. Otros comprendieron esta verdad y utilizaron los recursos que ella proporciona, logrando así una elevada espiritualidad en su música (Como en el caso de George Harrison, John McLaughlin, Steve Vai, Mike Oldfield, Steve Howe, Robbert Fripp, entre otros).
La espiritualidad es la herramienta principal para ser parte de la vibración universal, y esto se logra con humildad, disciplina y meditación. Tres factores que veremos en las próximas entregas.
Para concluir, El Gran Arquitecto Universal creo a esta fabulosa deidad a la que llamaremos, de aquí en mas, Daia. Esta es hermosamente mística y bondadosamente abierta al ser espiritual. Nuestra bella guía hacia una topografía musical que descubriremos a medida que entrenemos nuestras percepciones.
Si comenzamos a comprender crear música en si no es solo “el arte de combinar los sonidos” sino que es “el don de construir por medio de sensaciones un sonido palpable como el mundo mismo”, descubriremos toda una maravillosa dimensión en la cual visitaremos a través de nuestro propio espíritu.